lunes, abril 20, 2009

EN LIDICE, EL CAMBIO ES NECESARIO.

El éxito que ha tenido la Revolución Bolivariana, consideramos que se basa primeramente en el convencimiento de quienes entendieron por allá a finales de los ochenta, que la situación de aquellos años no era justa, que solo tomar en cuenta al pueblo (mayor de 18 años) para elegir a nuevos gobernantes alejados de la realidad social no era democracia plena, no era soportable cometer error tras error en políticas públicas dando como resultado niveles de 80% de la población en pobreza y un desarrollo que solo llegaba al 20%.
La Revolución Bolivariana busca cambiar todo lo que no ha servido al pueblo venezolano. El objetivo es dar una vuelta de página a las políticas públicas fracasadas; es cambiar, ensayar, probrar, y si existe una equivocación, si erramos, buscar la forma de mejorar y dar el cambio en positivo.
Este gobierno es democrático en esencia, pues nos ha dado poderes para organizarnos, los ha llevado a la Carta Magna, no como los habladores de paja( disculpen) que hablaban del "Gobierno de la Gente", se acuerdan?, y solo eran ensayos de mejoras para un grupo exclusivo de amigotes, de panas que dejaban por fuera a quienes no se enteraban del cuento a tiempo, o simplemente no les importaban los asuntos públicos. Si queremos trabajar por la comunidad en tiempos de revolución, no podemos ejecutar practicas de pisoteo de manguera entre bomberos, es decir, no es justo que si estamos tratando de solucionar los problemas comunitarios de Lidice, El Manicomio, Los Robles, Los Mecedores y La Pastora Tradicional, se ejerzan practicas ejecutadas durante la 4ta República.
Bueno amigos lectores, UDS. se preguntaran, ¿Cuales practicas?, fácil: no convocar a los vecinas y vecinos para preguntarles como les afectan los problemas, hacer reuniones secretas para deslumbrar luego con acciones que nadie sabe como fueron concebidas, auto-denominarse voceros de las comunidades sin el respaldo de las ciudadanas o ciudadanos reunidos en asamblea, hacerse pana de algún líder político en turno para darse bandera comunitariamente y algo que consideramos aún más grave, el no informar a la comunidad, dejar a los vecinos y vecinas sin la información necesaria para que tomen decisiones importantes.
En el caso de Lídice, no existe hasta el momento mancomunidad alguna, pues mancomunidad no es reunirse por casualidad y decir "somos rojo rojitos" o "soy revolucionario", o por el hecho de vestirse de rojo y pegar afiches. La mancomunidad debe darse de forma lógica, con visión estrategica, pues es necesario el total conocimiento de las particularidades de cada sector para buscar las soluciones a tantos problemas en forma ordenada.
PROLIDICE desea contribuir a la consolidación de una sola representación comunitaria de los vecinos y vecinas que habitan en la Urb. Obrera Municipal Lídice y los sectores que se han consolidado en una sola área que pudiéramos denominar Lídice.
Cada vecinos y vecina debe convertirse en un factor de cambio obligatorio para resolver los problemas que nos atañen a todos; no es un grupito el que deba encargarse de cada hecho público y al mismo tiempo creerse estrellas de televisión. Quienes ejercemos trabajo comunitario estamos en la obligación de propiciar los mecanismos para que cada día mucha más gente se involucre en los asuntos públicos de los cuales ahora somos todos corresponsables.

jueves, abril 09, 2009

José Luis Ramos, El Educador.

Como parte del trabajo de armar o construir la historia de la Urb. Obrera Municipal Lídice, ponemos a la disposición de los vecinos y vecinas de esta populosa comunidad, la historia de José Luis Ramos, cuyo nombre lleva la escuela que esta ubicada en la calle Campo Elías, instalación educativa muy conocida por todos nosotros y muy fácil ubicar, pues se encuentra al lado de nuestro basurero.
Humanista, filólogo, crítico literario y periodista. Asimismo se desempeñó como educador y funcionario público. Aunque hay controversias con relación a la fecha de su nacimiento, los historiadores coinciden en afirmar que fue condiscípulo de Simón Bolívar, los Montilla, y los Ayala; probablemente en la escuela de primeras letras de Simón Rodríguez. Cursó estudios en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, donde tuvo a Andrés Bello como condiscípulo. Entre febrero de 1805 y mayo de 1810 desempeñó el empleo de oficial primero de la Gobernación de Guayana, al frente de la cual estaba Felipe Inciarte. Desde mayo hasta septiembre de 1810 fue secretario de la Intendencia de Guayana. En junio de 1811, en Caracas, recibió el nombramiento de oficial en la Secretaría del Congreso, y para 1812 era vicesecretario del mismo cuerpo legislativo; cargo que desempeñó hasta agosto del mismo año, cuando Domingo de Monteverde entró en Caracas. Desde el 7 de agosto de 1813 hasta junio de 1814, Ramos ejerció como oficial primero de la Secretaría de Hacienda y Relaciones Exteriores.

Perdida la Segunda República, emigró a Saint Thomas, donde permaneció hasta el 14 de agosto de 1819, cuando regresó a la ciudad de Angostura. Allí cumplió las funciones siguientes: secretario privado de Francisco Antonio Zea (15.8-14.9.1819); secretario del Consejo de Administración de la Guerra (26.8-5.10.1819); oficial primero de la Secretaría del Interior y de Guerra (14.9-diciembre de 1819); redactor del Correo del Orinoco (octubre 1820-octubre 1821); secretario de la vicepresidencia de Venezuela (enero1820-1822). En noviembre de 1821 se hallaba en Caracas, donde actuó como redactor de la Gaceta de Caracas y luego del Iris de Venezuela, hasta octubre de 1822. Desde este año hasta 1825, fue secretario de la Intendencia de Venezuela. Tesorero-administrador de la aduana de Coro en 1827 y secretario de la Dirección del Tabaco, desde agosto de este año hasta agosto de 1831, cuando el jefe superior de Venezuela lo nombró oficial mayor de la Secretaría de Hacienda y Relaciones Exteriores. Al retirarse de la Renta del Tabaco escribió una Memoria acerca del ramo. Paralelamente con el ejercicio de sus funciones administrativas actuó como examinador en colegios, juez de imprenta, censor de teatro y crítico literario.

El 17 de julio de 1833, la Sociedad de la Concordia le nombró, en unión de José María Pelgrón, comisionado para formar los elementos de gramática castellana, aritmética, cosmografía y el reglamento interior para el gobierno de la escuela. El 1 de marzo de 1840, fue nombrado como uno de los examinadores de los candidatos a las cátedras de Literatura y de Gramática Castellana de la Universidad Central de Venezuela. Ejerció el cargo de oficial mayor de Hacienda y Relaciones Exteriores, hasta el 14 de septiembre de 1841 cuando presentó su renuncia. Durante estos 10 años, Ramos desempeñó, con carácter interino, las carteras de Hacienda y Relaciones Exteriores, Interior y Justicia, y Guerra y Marina, y entre 1839 y 1850 edita la revista literaria La Guirnalda. Se le considera como el fundador del periodismo literario en Venezuela. Los últimos años de su vida los pasó en una estancia que poseía cerca de Maiquetía, donde falleció. Sus restos yacen en el Panteón Nacional desde el 16 de agosto de 1889.
NOTA: la foto que acompaña esta reseña, es la mejor que pudimos conseguir, si UD. amigo lector tiene una foto que muestre mejores condiciones higiénicas alrededor de la Escuela José Luis Ramos, mucho le agradeceríamos que la enviara para publicarla.

martes, abril 07, 2009

Carlos J. Bello, El Médico

Con esta nota daremos inicio a la construcción de la historia de la Urb. Lídice, desde el punto de vista de lo que significó la creación de un proyecto totalmente social dirigido a familias de la clase obrera trabajadora residente en el Distrito Federal (1943), historia que consideramos no tiene similares en otras comunidades del país. Iniciando esto con la historia del Dr. CARLOS J. BELLO, nombre dado al dispensario que esta ubicado en el sector El Parque de la Urb. Obrera Municipal Lídice, y que en los actuales momentos esta siendo objeto de trabajos de remodelación para convertirlo en un Centro de Diagnóstico Integral.
El Dr. Carlos J. Bello nació en Valencia el 16 de julio de 1886. Una epidemia de fiebre amarilla en 1905 y otra de peste bubónica en 1908, ocurridas en La Guaira, atrajeron la vocación asistencial del todavía estudiante de medicina. Entre 1910 y 1920 ejerció la medicina en varias ciudades de la región centro-occidental de Venezuela como San Juan de los Morros, Valencia, Villa de Cura, Maracaibo y San Cristóbal. Escribió entre 1918 y 1920 numerosos artículos científicos sobre temas de medicina tropical. Entre 1921 y 1925 desarrolló en Maracaibo y San Cristóbal una dinámica actividad asistencial en los Hospitales Chiquinquirá y San Juan de Dios respectivamente, del último de los cuales fue director.

Ya para 1925 se ubicó definitivamente en Caracas desempeñándose en el Hospital Vargas en funciones sanitarias y asistenciales. Fue Director de Epidemiología de la Dirección de Sanidad Nacional y luego Director de la Sanidad Nacional. Representó a Venezuela en Washington en la primera y segunda Conferencia Panamericana de Directores de Salud. En 1927 fue designado Presidente de la Cruz Roja Venezolana donde se dedicó en cuerpo y alma a la organización de los distintos servicios médicos, de los quirófanos y a la creación del "Cuerpo de Samaritanos de la Cruz Roja". Murió en Caracas el 20 de febrero de 1933.

En 1936, el instituto fue reinaugurado con la asistencia del entonces presidente de Venezuela general Eleazar López Contreras, posterior a una remodelación, dotación médico-quirúrgica moderna y una reorganización sustantiva de sus servicios acorde a las necesidades de salud de la población. Es entonces cuando maestros cirujanos de la talla del Dr. Manuel Corachán y García, quien vino de España y estuvo en Venezuela entre 1937 y 1941, llevó a cabo labores asistenciales y dejó un legado docente cuya semilla sería recogida por generaciones futuras de maestros cirujanos venezolanos. Asimismo se fueron conformando de manera efectiva Comités y Brigadas Educativas para la creación de la Cruz Roja Venezolana de la Juventud. Para 1938, fueron donados los terrenos contiguos al instituto por los hermanos Vollmer Boulton construyéndose en ellos la Escuela de Enfermeras Profesionales Francisco A. Risquez, inaugurada en su nueva sede en 1949 y que desde 1988 por decreto del entonces presidente de Venezuela Jaime Lusinchi, pasó a ser Colegio Universitario de Enfermería.

En 1940, a instancias del entonces Secretario General de la Cruz Roja Venezolana, Dr. Joel Valencia Parpacén, se propuso que los distintos Departamentos del Instituto se integraran bajo el nombre de Hospital "Carlos J. Bello" como " un reconocimiento a la preclara figura de uno de los más ilustres y activos presidentes de la institución", lo cual fue unánimemente aprobado.